Actualizado: 17 de junio de 2025
Escrito por: Adrián Oliva
Algunos se topan con el Go en una serie de anime. Otros lo descubren en una feria, en una clase improvisada, o en un rincón escondido de internet. A veces aparece como un rumor, otras como un misterio. Pero para todos llega ese momento de conocer su primer set de Go.
El mío apareció dibujado a mano, con líneas muy desiguales, sobre una cartulina verde. Mi hermana, emocionada, intentaba enseñarme algo que había visto en una demostración en nuestro colegio. “Es un juego donde se ponen fichas en las líneas”, me dijo. Lo explicó con la pasión de quien acaba de descubrir un nuevo universo… pero yo no entendía nada.
Al día siguiente, me encontré en la misma demostración que ella había presenciado. Escuché las mismas palabras, vi los mismos ejemplos… y de pronto, todo cobró sentido. Fue como si una puerta se abriera en silencio, y la comprensión entrara de golpe.
Lo que con tanto entusiasmo había intentado mostrarme… era el Go.
Al principio parecía algo simple. Un tablero con líneas —como el del ajedrez, según mi pensar— y unas fichas, que luego supe que se llamaban piedras. Pero algo en mí sintió curiosidad al poner la primera piedra sobre el tablero. Muchas preguntas surgían sin cesar: ¿Cuál era el objetivo? ¿Qué sentido tenía colocar una piedra ahí y no allá? ¿Por qué me llamaba tanto la atención algo que parecía tan simple?
Con ese sentimiento, empecé a interesarme en aprender, y junto con mi hermana, terminamos uniéndonos al club de Go del colegio. Como quería practicar más en casa y no tenía los "materiales", improvisé: usé un tablero de ajedrez y fichas de damas inglesas. Era algo incómodo al principio, pero era lo más cercano que tenía a un tablero y piedras. Más tarde —después de cansarme de usar ese tablero y las pocas fichas disponibles— decidí utilizar piedras de pecera, azules y rosadas, que me sirvieron para armar un set propio, junto con una impresión de un tablero de Go que coloqué sobre un pedazo de madera triplex.
Así nació mi primer set de Go: improvisado, pero lleno de intención.
Y tal vez sea así para muchos.
Un tablero que me abrio un nuevo universo
El primer set rara vez es de madera fina o viene en una caja elegante. Suele ser prestado, impreso, dibujado o inventado. Pero siempre tiene algo en común: es el inicio del camino sin retorno. El lugar donde algo cambia. Donde la curiosidad se transforma en búsqueda, y la búsqueda en un vínculo que rara vez se rompe.
No importa cómo fue el tuyo: si era de cartón, de tela, de cartulina o virtual. Lo importante es que fue el primero. Ese que hizo que las piedras comenzaran a hablar.
¿Y tú? ¿Recuerdas tu primer set de Go?